miércoles, 27 de diciembre de 2017

Una más.

Cuando uno inicia 'nuevamente' en esta onda de la escritura crea una adicción y lo afirmó porque, mientras trabajaba pensaba en cual sería mi siguiente entrada, tenía el tema pero nada armado, como siempre.

Nunca he creído mucho en las estadísticas que nos ofrecen las noticias, ya saben tipo: 1 de cada 10 gatos prefiere whiskas o el 70% de la población ya tiene computadora en casa, más bien lo pongo en duda digo, es una trabajo bastante tedioso armar cuestionarios, presentar cierto tipo de población y todas esa cosas que uno ve en Estadística I y II. Y al final todo se resume en una probabilidad. Meh.

El punto es que hay cosas buenas y malas en este tipo de estudios, hoy me concentrare en las malas, bueno, definitivamente solo en una:

La violencia en contra de las mujeres.

La violencia siempre ha existido y es un tema que recientemente genera polémica (gracias a las feminazis).

Yo no tengo un patrón o un estereotipo de como se presenta o que pasos hay para evitarlo, todos aquellos violentos se disfrazan muy bien.

En la actualidad me considero una mujer que ha arrastrado bastantes problemas no solo con su aspecto físico (de la que desgraciadamente aún no estoy conforme), sino emocional, social, incluso en el aspecto académico; sin embargo gracias a mis 3 psicólogos (jojó) he ido tratando de equilibrar todo y hoy en día siento que soy estable y puedo manejar gran parte de mis problemas sola, sin que mi colitis nerviosa aparezca de nuevo.

Pero, hoy hablaremos de Mabel del pasado, esa chavita que no tenía en claro lo que valía o cuantas eras sus cualidades para llegar a ser (que sigue en proceso) lo que quiere ser.

Es un tema bastante complejo (por lo que la habrá dos partes) pues no me había percatado, hasta el día de ayer y he decidido escribirlo no para hacerme la mártir y odiar a los hombres, simplemente recordar lo que no quiero en mi vida.

I'm back.

El día de ayer, mientras iba con mis padres hacía Texcoco, pasó algo raro, hasta cierto punto me dio miedo (sigo sin creer como es que la gente se obsesiona tanto).
Gracias a esa situación, le pedí a mi muy mejor amigo, Grillo (que tiene un blog bien cool) que habláramos porque la verdad me saqué de onda bien feo.
Ya entablada la conversación y entre risas al teléfono, le dije que hace años que no abría el blog, que no recordaba mi última entrada ni mucho menos mi contraseña.
Él, me dijo que existía la app, que la probara y volviera escribir, porque al final es lo único que me calma, regularmente.

Entonces, aquí estoy y aquí vamos de nuevo, borré algunas cosas, es mejor suprimir ciertos recuerdos.

¡Bienvenidos!

Por cierto, como estoy en la app, apenas estoy viendo que onda con el formato, perdón si se ve todo plano, prometo hacer que se agradable a la vista.
😊