jueves, 24 de septiembre de 2015

miércoles, 16 de septiembre de 2015

El AUTOAMOR, antes de hablar de mastubación.

He estado dando vueltas a un asunto al que tal vez ya no debería buscarle más, una vez el Dr. Hamed me dijo:

‘Cuando miras una impresión por más de tres minutos; algo esta mal’

Sé que es una manera muy tonta de comparar mi vida, pero bueno, soy dentista, sin embargo si lo vemos desde otro punto, es algo lógico…¿por qué pensar tanto en algo o darle demasiada importancia al asunto? Si nos vamos por la respuesta fácil es porque ese ‘asunto’ nos importa, así como una impresión, si está mal, la restauración final estará mal y todo el trabajo se vendrá abajo, francamente algo está mal y estoy segura que ahora mi vida va mal, porque no dejo de mirar.

¿Por qué? Porque últimamente he pensado en todo lo que pasé hace un año, en todo lo que sé, en las actitudes que siento que no cambian y siento que cada vez será peor, en que tal vez fue una mala decisión estar donde estoy ahora y es que a pesar de los lindos momentos, de las fantásticas palabras, sigo pensado en que estoy mal, me matan las despedidas.

No dudo de mi amor, ni siquiera un poco, no es que no lo amé porque de verdad, yo le sigo amando con toda la misma pasión que siempre lo he hecho, yo sigo admirando su mirada, sus lunares, su piel, el olor de su cabello, su ropa, todo…pero a pesar de todo, sé que esto no está bien.

Y no es por la ausencia de amor, pero no quiero conformarme, no quiero esperar algo que ya no va a suceder, sé que la gente debe ir cambiando poco a poco, pero yo he hecho más de lo que está en mis manos…

Yo misma pienso en todo lo que él ha hecho por mí, recuerdo las situaciones más intensas en las que hemos estado, y el amor que sigue ahí y creo que va creciendo y es más sincero, pero al final me doy cuenta que no es su amor el que me mantiene así, es mi amor.

Es el amor a todos los recuerdos, el amor a él, el amor que me tengo solo cuando estoy con él, porque para ser sincera el amor es él.

Pero él, ya no me completa.

No te quedas ni te vas, y no se puede extrañar a quien no se va, ni olvidar a quien se queda.